domingo, 14 de marzo de 2010

Radar humano en Galicia


Veo bien los controles, el disfraz de radar no lo puse para protestar»
Guillermo, un estudiante ferrolano de Diseño Industrial, ya piensa en cómo mejorar los próximos carnavales el atuendo de este año, un éxito en YouTube




¿Quién se imagina que dentro de la caja de un radar de velocidad puede haber una persona disparando la cámara? El sistema lo puso en práctica durante los pasados carnavales un joven estudiante ferrolano de Diseño Industrial, Guillermo («prefiero que no salgan mis apellidos», ruega para evitar posibles represalias administrativas), de 24 años de edad. Y después colgó la hazaña en YouTube, donde ayer tarde eran casi 45.000 los pares de ojos que pudieron disfrutar de lo que el autor califica de «broma de carnaval».
La idea surgió «estudiando en la biblioteca», recuerda Guillermo, precisamente porque «los colegas y yo íbamos a hacer algo juntos, pero al final me dejaron tirado». Entonces empezó a darle vueltas a la cabeza. «Primero pensé en disfrazarme de bache, porque Ferrol está lleno de ellos; pero lo descarté porque a lo mejor no se entendía muy bien el traje». La segunda opción fue quizás más desternillante. Cogió una caja de cartón, la pintó de blanco, le abrió unas ventanas y se metió dentro. Ya solo quedaba buscar la ubicación adecuada.
El sábado de carnaval acudió a una fiesta de disfraces con sus amigos en un bar del kilómetro 3 de la carretera AC-566 (Narón-Cedeira), y puso el dispositivo en marcha. Se da la circunstancia de que frente al local se encuentra una rotonda muy vigilada por la Guardia Civil de Tráfico, tanto con controles de alcoholemia como de velocidad. Así que se colocó en una isleta y empezó a recetar multas disparando el flash de una cámara a diestro y siniestro ante la sorpresa de los conductores.
Pero Guillermo puntualiza que la asociación del disfraz con el escarnio a las autoridades no era el mensaje que pretendía transmitir, sino que «simplemente quería disfrutar del disfraz». Se confiesa un ferviente defensor de la labor de Tráfico. «Es cierto que todos los fines de semana tenemos que soplar, pero yo no bebo y veo bien los controles», sentencia. Además, apostilla: «El disfraz no me lo puse para protestar».
La explicación es: «Se me va bastante la olla y la cabeza no me descansa». Precisamente por eso, sus amigos, y especialmente Natalia, Chumbi y David, los encargados de grabar la broma, lo animan a seguir adelante: «Ya me están picando, así que para el año voy a tener que currármelo» para superar el ingenio del radar fijo-móvil.
Así es como bautizó el disfraz. Basta con ver el vídeo para entender los motivos, pues el cajón aprovecha sus piernas para orientarse, perseguir los coches y sacarles la foto de rigor. Eso sí, «con el flash al mínimo de potencia para que durase más la batería y no molestar» a los conductores.
Al encontrarse con Guillermo, «algunos me echaban el cuerno y se iban riéndose, y otros hasta daban la vuelta a la rotonda para verlo mejor», recuerda. Pero eso no es todo. Y es que en YouTube ya ha prometido más minutos de sus peripecias, pues el disfraz también lo utilizó el martes de carnaval en el centro de Ferrol.


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